Escuelas construídas por el padre Ronchi
Escuela de Puerto Gala
ESCUELA MADRE DE LAS DIVINA PROVIDENCIA LOCALIDAD DE PUERTO GALA
Al hablar sobre nuestra escuela es imposible sustraerse de las experiencias personales, por lo cual deberán entender que este texto contiene una serie de reflexiones y análisis que corresponden al autor, Paulo Leyton, quien se desempeñó como director de la escuela entre los años 1993 y 2002.
Los primeros días de abril de 1993 llegamos, junto a Mylene y nuestros hijos Mileimi de 3 años y Elías de 6 meses, a formar parte de la escuela. El Padre Ronchi había partido con la escuela unos días antes, sin autorización del Ministerio de Educación, sin profesores y con un edificio de tres pisos, sin terminar, enclavado en una isla perdida entre los canales.
Sin embargo contaba con la alimentación aportada por Junaeb, la que había conseguido con ese tipo de gestión que solo él podía realizar. En ese momento habían alrededor de 30 alumnos internos y 20 externos, la mayoría de ellos con edades que no correspondían a sus niveles de educación e incluso con varios años fuera del sistema ya que como hijos de pescadores su vida, junto a su familia, había transcurrido entre los canales.
En cuanto llegamos se me informó que debía asumir el cargo de Director de la escuela internado ya que era el único que tenía el título de Profesor Básico (Mylene es profesora de Educación Media) y Emilio Anchorena, un uruguayo ingeniero forestal, que había ido a administrar las cosas del Padre, no podía asumir este cargo por no ser profesor. Comenzaba así nuestra participación en este loco proyecto con un rápido asenso en mi primer día de trabajo en el que mi único mérito era tener un cartón de profesor y en el que nuestro jefe no aparecería hasta entrado ya el mes de mayo.
En un principio hacer funciona la escuela se nos hizo complejo , de hecho junto con Jorge al auxiliar y los alumnos internos más grandes nos debíamos levantar muy temprano para picar leña para el desayuno, debimos construir también los bancos y mesas que faltaban para los niños e improvisar una cantidad industrial de detalles funcionales y operativos que pasaban por la obtención de luz de un motor comunitario, reparar manguera para el agua, descargar material para terminar la escuela y en fin planificar y hacer clases esperando el apoyo del Ministerio que no reconocía la escuela y que lo haría recién el 5 de agosto de ese año. Sin la subvención del estado, hubo inversiones que tuvieron largos meses de espera , en especial los sueldos para el personal, la compra de equipamiento básico ( mesas y sillas), el gimnasio ( que se construiría al año siguiente), sin embargo debo aclarar que todo se pagó retroactivo desde marzo y que así pudimos saldar todas nuestras deudas institucionales y personales.
Todo este trabajo no habría sido posible sin la colaboración entusiasta y desinteresada de nuestros alumnos (a quienes nombraremos próximamente en otra nota), Jorge el auxiliar y algunos apoderados, además del personal del colegio: Flor , esposa de Emilio Anchorena, como inspectora nocturna; Moisés Mansilla pescador artesanal, que se integró como inspector diurno; Miriam Barría, inspectora proveniente de Chiloé, como profesora de los alumnos mas pequeños; Mylene, profesora de Historia, como profesora en segundo ciclo, las manipuladoras Doña Ema, Doña Ester y el Tata Paredes el panadero.
Además de la escuela, ese año, ya estaba funcionando una Radio FM y un transmisor de TV que daba señal a los pocos televisores que existían en ese momento, enclaves comunitarios tan necesarios para la comunicación en medio de estas cinco islas que formaban lo que en esos tiempos se llamó Isla Toto o las ciudades de plástico, denominación otorgada por un reportaje de televisión al igual que el título “nómades del mar” con el que se calificaba a los pescadores artesanales radicados en esta zona de pesca. Además el padre había construido una “posta” pero solamente en agosto del ese año el servicio de salud mandó un paramédico permanente. También la capilla, lugar de reunión y oración . En cada reunión parecía estar Jesús también allí sentado y nosotros un lote de discípulos destartalados tratando de seguir a este líder (el padre Ronchi) que transformaría nuestro mundo en un mundo con más posibilidades de crecer como pueblo, como persona, como familia, crecimiento que necesariamente debía acercarnos a Dios ya que EL siempre estaba en nuestras reuniones y quería que en nuestros caminos fuéramos felices.
Durante ese año el Padre Ronchi aparecía a veces cada un mes , otras cada 2 semanas o cada dos meses, era impredecible al igual que los nuevos proyectos que comenzaba, una planta para congelar el pescado que permitiría a los pescadores mayor autonomía para negociar los precios o capacitación para cultivo de choritos y cordeles, boyas y semillas de chorito para “plantar”, incluso para el año 1994 hubo que agregar al currículo de la escuela una asignatura nueva ”cultivos Marinos” para así transferir la capacitación a los padres. También el año 1994 reclutamos a un cuarto profesor, Víctor Ramírez, quien siendo profesor de historia estaba en la zona trabajando en la pesca.
Al comenzar el año 1994, nuestra escuela cumplía con gran parte de los requisitos que se nos exigían y comenzábamos una etapa de afianzamiento y proyección bastante más clara. Teníamos tres niveles , nivel 1 de 1º a 3º básico, nivel 2 de 4º a 6º básico y un nivel 3 de 7º y 8º semi combinado, una matrícula cercana a los 50 alumnos, un gimnasio en construcción, una asignatura especial (cultivos marinos) y el personal más estables ya que el primer año hubo muchos cambios en el internado. Ese año se nos dio la posibilidad de integrarnos al programa MECE RURAL, programa que nos permitiría capacitarnos efectivamente, que durante los años que duró nos permitió conocer las experiencias de otros docentes rurales, tener contacto con las fuentes de nuestra reforma y poder interactuar personalmente con los profesores que conducían el proceso desde el Ministerio, quienes incluso visitaron nuestra escuela entre el año 1996 y 1997. No puedo dejar de mencionar a Patricia Ponce y Elizabeth Yánez quienes fueron aportes muy significativos para nuestro desarrollo profesional y nuestro funcionamiento institucional.
Pero no todo iría tan bien , el año 1994 se restringe la captura de la merluza y se declara la marea roja, dos situaciones que desmejorarían progresivamente la economía de nuestro pueblo. El Padre Ronchi rápidamente cambió el giro y generó un proyecto para hacer conservas de productos del mar, trajo capacitación y construyo un pequeña planta con ayuda de la Operación Realigh, entonces nuestra asignatura de cultivos marinos se transformó en “conservería”.
Es justo decir que el valor de estos alumnos que ayudaron con su trabajo su disponibilidad y su esfuerzo fue la variable que determino el valor de esta obra emprendida por el Padre Ronchi. En este proceso aprendimos todos, tuvimos visiones, sensaciones y aprendizajes comunes. Sin la calidad humana de cada una de las personas que participaron en esta experiencia nada hubiera sido lo mismo.
Dentro de las actividades complementarias al currículo podemos destacar las giras que se realizaban todos los años con los alumnos más grandes, giras cuyo destino se centraba en Santiago y en la que participaban un sin número de colaboradores anónimos, amigos y parientes que hacían posible estas actividades. Tuvimos, también, la bendición de recibir varios premios , en especial el primer lugar nacional en categoría video en el concurso del CONACE “Pinta la Prevención a tu Pinta”.
A medida que pasaba el tiempo el Padre se veía un poco más cansado y ya entre los años 1996 y 1997 sus visitas eran más espaciadas pero también mas largas, lo que nos permitía hablar más y conocer la historia de este sacerdote entregado por entero a la causa de construir en esta tierra el Reino y de que localidades como las nuestras pudieran auto valorarse y ser valoradas por el resto de la sociedad. No quiso esperar el lento trabajo de los burocráticos servicios públicos, no se demoró en gastar lo que el estado invirtió en diagnóstico y viáticos que solo sirvieron para alimentar a la misma máquina burocrática sino que invirtió todo lo que pudo conseguir en la gente, no especuló como los políticos o empresarios con las necesidades de la gente, anteponiendo siempre sus propios intereses. Sus intereses estaban centrados solamente en la postergación y esperanza de sus hermanos.
Finalmente el 17 de diciembre de 1997 el Padre Antonio muere en Santiago y todo parece congelarse por un momento como si el conductor de la máquina hubiera parado el motor. Empieza otra etapa, una etapa compleja cargada de otros intereses , el señor Antonio Horvath y CODEZA asumen la administración de las escuelas y de toda las cosas que dejara el padre Ronchi, con el compromiso de crear una Fundación que se hiciera cargo de mantener viva la obra del Padre. Promesa que tardaría 5 largos años El año 2002 la Fundación Obra Padre Antonio Ronchi asume la administración de las escuelas de Gala y Gaviota.
Escuela de Puerto Gaviota
ESCUELA NUESTRA SEÑORA DE LA DIVINA PROVIDENCIA DE PUERTO GAVIOTA
La escuela de Puerto gaviota fue fundada por el padre Antonio en el año 1997, año en que Aldo Saavedra ejerció como profesor unidocente luego de que fuera contratado por el padre Ronchi aprovechando su experiencia en la zona ya que se desempeñaba como pescador artesanal y había cursado estudios superiores en leyes lo que hacía mas fácil su autorización para ejercer como profesor, pensando en que difícilmente un profesor titulado asistiría a la escuela por lo aislado de esta localidad. Hay que destacar que , al igual que la escuela de Puerto gala , al momento de comenzar a funcionar la escuela esta no contaba con la autorización del Ministerio por tanto no recibía subvención y no era reconocida como tal, solo a fines del año 1997 , fecha cercana a la muerte del Padre Antonio, fue reconocida por el Ministerio de educación.
La escuela comenzó con 17 alumnos y con un curso combinado que atendía de 1° a 6° básico, a su lado estaba emplazada la construcción de la capilla que no alcanzó a ser terminada.
Posteriormente fue contratado Osvaldo Verdugo , profesor de educación básica, que ejerció durante 2 años para ser reemplazado por Juan Carlos Aravena Catalán , quien ejerce hasta ahora (año 2006) el cargo de profesor y director de la escuela. Actualmente la escuela cuenta con 11 alumnos y , desde este año, contaría con Internet . Los apoderados de la escuela en permanente trabajo han ido subsanado las dificultades operativas de la escuela y cuentan con un alto compromiso con esta.
Lamentablemente el estado de conservación de la escuela es muy deficitario y se requiere urgente la construcción de una escuela nueva , misión que cuenta con el compromiso de la comunidad educativa quienes han ofrecido a esta Fundación aportes significativos consistentes en maderas para los pollos de la construcción de manera de avanzar en este proyecto. Por su parte Pedro Sade , arquitecto y tesorero de esta Fundación ha elaborado el proyecto arquitectónico para su construcción y además hemos logrado reunir una suma cercana a los 5 millones de pesos para este necesario proyecto.
Lamentablemente los recursos conseguidos aun no son suficientes para comenzar la obra que requiere al menos de 40 millones de pesos. Esperamos poder conseguir esta suma para comenzar con las obras y así poder mejorar el servicio educacional que se presta como apoyo a los pescadores y sus familias. Esperamos que por medio de quienes visiten nuestra espacio se pueda difundir esta necesidad de manera de poder contactar a las personas que deseen colaborar en esta obra que permitiría subsanar los problemas de seguridad y contribuir en esta tarea que emprendiera el Padre Ronchi en beneficio de las familias que habitan estas lejanas tierras